Dale Embajador... quiero salir campeón...
Millonarios te agradezco por esta pasión
Cuando juntos demos la vuelta
azul y blanco vestirá Bogotá...
Me invitaron, por fin, a jugar fútbol el domingo. Acepté, por supuesto, aprovechando además que el invierno se aleja y la temperatura ha subido un poco. Me invitó Sergio, un gran amigo sevillano que conocí la primera vez que estuve por tierras europeas, hace unos años. Como faltaban dos jugadores invité a mi amigo Guarrax, otro bogotano, con quien comparto el piso en el que vivo.
Así que el viernes solo salí un ratito con algunos amigos de la colombianada colombiana madrileña, me tomé unos cuantos vinos y unas deliciosas tapitas y me recluí a leer un poco. Guarrax, que no es tan futbolero como yo, se metió una tremenda rumba el viernes (que repetiría el sábado), e incluso llegó a afectar mi monástico estado ya que regresó acompañado, y el traqueteo de la cama contra la pared y los gemidos de ellas y los estertores de él me impidieron conciliar el sueño profundo.
El sábado me encerré a leer, a revisar algunas cifras, a escribir y a navegar por el mar ilimitado de internet. Sin embargo no podía concentrame, estaba intranquilo, inquieto. La razón era una: ese día jugaba Millonarios su primer partido del 2006 contra el Deportivo Pasto en el Campín. Que dolor no estar en el estadio, que nostalgia, que envidia de aquellos que irían al Campín a alentar al equipo más grande de Colombia. Para aliviar el dolor me puse a escuchar a todo volumen estos cantos que ahora les presento y rememoré algunas de las inolvidables tardes que pasé en el estadio. En la soledad de mi piso canté a todo pulmón este emocionante canto, acompañado por las furibundas voces de la hinchada albiazul, la mejor de Colombia, el Canto Embajador.
Quería estar despierto y seguir el partido por internet, pero no fue posible, caí dormido como a las once de la noche, cuando en Bogotá serían las cinco de la tarde. Los golpeteos en la pared y los gemidos de la conquista de turno de Guarrax me despertaron como a las cuatro de la mañana. En otras circunstancias eso me habría irritado (no sólo por despertarme, sino por lo incómodos y sugestivos que son los gemidos de placer femeninos cuando no es uno el que está ejecutando la faena), pero ésta vez no. De inmediato me puse de pie y consulté internet: con emoción leí, una y otra vez, que Millonarios ganó uno a cero, con gol de Fernández. Que alegría Dios mío, alegría infinita, como dice la canción. Salté y grité emocionado. "Ganamos, hijueputa!!!!!", repetí muchas veces. Sentí una felicidad tan grande que tuve ganas de ir a contárselo a Guarrax y a su nena y a decirles que saliéramos a celebrar, pero ellos seguían en pleno jadeo. Era mejor no molestar.
Pletórico de emoción, tuve que contener el volcán de euforia que salía de mi pecho y descargarlo en éstas líneas, que ahora escribo. Imaginé en mi mente el gol de Fernández, de tiro libre. Recordé que en una de las tantas veces que fui al estadio había grabado, precisamente, el gol que Fernández había hecho el año anterior, también contra el Pasto. Casi no lo encuentro, entre los cientos de recuerdos que me traje, pero para mi tranquilidad y felicidad lo encontré. Y aquí se los tengo. Para que se emocionen los queridos lectores de corazón albiazul, (y los que no son de corazón albiazul, para que se contagien de ésta pasión), les presento el sonido, tomado en directo desde la tribuna, de ese maravilloso gol (mientras escribo ésto escucho el gol y las manos me tiemblan).
EN PRIMICIA MUNDIAL, PARA TODO EL PUBLICO FUTBOLERO Y NO FUTBOLERO DE BOGOTA Y DEL MUNDO, PARA QUE LOS HINCHAS DE MILLONARIOS DE BOGOTA, Y EN ESPECIAL LOS HINCHAS ALBIAZULES DE LA DIASPORA, LO ESCUCHEN Y SE EMOCIONEN UNA Y MIL VECES MAS, LES PRESENTO ESTE GOL DE MILLONARIOS, EL EQUIPO MAS VECES CAMPEON DE COLOMBIA, ANOTADO POR GABRIEL FERNANDEZ EN EL ESTADIO EL CAMPIN:
¡¡¡GOL DE MILLONARIOS!!!
Soy hincha de Millonarios. Hincha de verdad, no simpatizante. Desde hace unos diez años voy siempre al estadio a ver a Millonarios. Voy desde el día en que me dí cuenta que, ya que no pude ser el gran jugador del glorioso albiazul que siempre soñé ser, sería un gran hincha. En éstos mas de diez años he pertenecido a algunas barras y presencié el nacimiento y consolidación de la barra más grande que hay en Colombia: los Comandos Azules, desde que eran unos cuantos que no paraban de saltar y cantar durante todo el partido en Oriental hasta la multitud que son hoy en Altas Norte.
También he sufrido el dolor y la frustación de la derrota, casi veinte años si ser campeones, los robos de los árbitros, las vendidas de los equipos (como lo hizo el Junior en el 97, que le puso el trasero al Bucaramanga y se dejó meter cuatro goles, para sacar a Millos... claro, hay que recordar que el dueño del Junior y el del Bucaramanga son la misma persona), las afrentas, burlas y ofensas de los hinchas de los otros equipos, la maldición de Gacha y el Chiqui, cuyas dos campeonatos turbios nublaron el cielo azul, pletórico de estrellas... y lo peor: el robo de los dirigentes que han dejado el equipo casi a punto de desaparecer.
Aquí, entonces, quiero presentarles éste canto que entonamos con furia y dolor en el Campín, canto para los dirigentes, que ojalá escuchen los dirigentes, para que sepan lo que les corre pierna arriba si siguen saqueando las arcas de mi Millitos del alma. Les presento este canto, entonado con el corazón, con la rabia del hincha fiel que ve cómo unos pocos acaban con una institución del fútbol colombiano: Sentimiento Millonarios.
Si siguen robando... la vida están arriesgando
es una amenaza.... ¡¡¡SENTIMIENTO MILLONARIOS!!!
Hoy en día lo mejor que tiene Millonarios es su fiel hinchada, su empuje, aliento, fuerza espiritual, serán fundamentales para que el equipo más veces campeón de Colombia vuelva a ser lo que fue. La esperanza y la ilusión crece cuando se ve en el horizonte la posibilidad de que los hinchas seamos dueños del equipo, de que participemos en la elección de las directivas, de que tengamos derecho a exigirles resultados, porque ellos, los dirigentes, son los máximos responsables de las instituciones.
Como un homenaje a la mejor hinchada de Colombia, les presento éste canto, La barra del aguante.
El domingo llegó, a las doce del día estábamos en la cancha. Saludé eufórico a Sergio, gran amigo, gran ser humano. No conocía a los demás jugadores. Aquí se juega algo parecido al microfútbol, pero con un balón más grande, que rebota, que por aquí llaman fulbito, y que en el medio futbolero oficial se llama Fútbol 5. Se juega con equipos de cinco personas. Nos repartimos y empezamos a jugar. Guarrax, que estaba hecho mierda, pidió el arco. Yo sabía que mi cuerpo no iba a responder bien, pues con seguridad había perdido estado físico.
Los del otro equipo jugaban bien, triangulaban y la metían. Le hacían unos disparos potentísimos al Guarrax, me sorprendió que el hombre tenía reflejos y se tiraba al piso, como un experimentado arquero. Y claro, salía con la pelota a jugar. "Higuita", le gritaban, riéndose, los otros colegas, que eran españoles (no hay que olvidar que Higuita jugó en Millonarios). En una de esas tomé la pelota, la pasé a Sergio, que me la devolvió, en una pared perfecta, disparé pero el arquero la sacó al costado. Se ubicaron todos para cubrir el saque de banda, yo me hice atrás, estaba descubierto. Sergio sacó, me la pasó y yo le metí un cabezazo con el alma. ¡¡¡¡Gol!!!!, abrí el marcador, mi primer gol en Europa en el 2006, que bueno. Se lo dediqué a mi madre, cómo no, y a Millitos de mi alma. Luego... me cansé y pasé al arco.
Mientras me recuperaba bajo los tres palos y veía que mis compañeros habían bajado el ritmo, a tal punto que tuve que soportar sendos taponazos que me inauguraron como arquero (tapaba sin guantes), recordé el canto que entonamos cuando los jugadores de Millonarios no le meten los huevos a los partidos, aquí, para que lo escuchen: Movete Millos.
Al final ganamos 10 a 5. Después del partido, en la mejor tradición futbolera bogotana, nos fuimos a tomar unas cervecitas y a comer algo. En realidad estoy seguro que esa sana costumbre de tomar cerveza después de jugar fútbol no es algo propio de nuestras tierras, viendo el empeño que aquí en España le ponen a éstas fraternales reuniones, estoy seguro de que es algo que nació por aquí.
La reunión fue muy agradable. Poco después llegó otro amigo de ellos, con unas chicas, muy simpáticas, que nos miraban a Guarrax y a mí con curiosidad. El tema de conversación, por supuesto, era el fútbol. Se formaron grupos, yo escuchaba a tres colegas, dos madrileños y uno sevillano, que hablaban de las formas de cultivar marihuana y del cuidado que hay que tener con la policía. Hice un comentario, sobre la deliciosa y económica marihuana bogotana, y como me suele suceder, no entendieron ni la mitad de mi jerga bogotana. Entonces uno de ellos, el sevillano, me pregunto de dónde era. "De Bogotá, Colombia", dije. "¡¡¡De Bogotá!!!... mi madre vivió en Bogotá", dijo, emocinado. Me contó que su madre estuvo en Bogotá en los años 60, trabajaba en el aeropuerto. Allí conoció a su padre, un empresario de toreros, que vivía encantado con Bogotá. Que su madre estuvo hace como dos años en Bogotá, "y como le pareció?", le pregunté. "Llegó encantada con vuestra ciudad". "Claro, por supuesto", le dije, "Bogotá es la ciudad ejemplo de Colombia". "¿Y de que equipo eres hincha?", me preguntó. "De Millonarios, el más veces campeón de Colombia". "¡¡¡De Millonarios!!! ¡¡¡¡donde jugó Di Stéfano!!!!". En ese momento el hombre se armó un porro y lo empezó a rotar.
En mi cabeza empezó a retumbar éste canto, que lleva la música de un gran cantante, poeta y marihuanero, que por aquí es adorado por el público, Andrés Calamaro. Este canto es Hay que salir campeón.
Me emocionó encontrar a alguien que sabía de fútbol, que sabía que en Millonarios había jugado uno de los tres grandes jugadores de la historia del fútbol (al lado de Pelé y Maradona). El colega, que se llamaba Arturo, me contó que su padre sólo le hablaba de Millonarios cuando recordaba sus viajes a Bogotá. Su padre le decía que Millos era el equipo más popular de Colombia. Sin embargo, Arturo me dijo que le parecía curioso que con ese nombre Millonarios fuera el equipo del pueblo. Yo le corroboré ésta información, con un poco de historia: Millonarios fue el primer equipo que tuvo Bogotá, en sus comienzos, a finales de los años 30 del siglo pasado, se llamaba "Deportivo Municipal", y era el equipo de las multitudes, de la gente del pueblo. La gente le decía "Los Millonarios", por las contrataciones que traía. Unos años después, cuando se consolidó, fue llamado "Club Deportivo Los Millonarios".
También le conté las heróicas gestas de Millonarios, con Di Stéfano en sus filas. "Nosotros somos el único equipo colombiano invicto en el Bernabeu", le dije, "es más, ningún otro equipo colombiano ha jugado en el Bernabeu, en su momento Millonarios fue considerado el mejor equipo del mundo... y volverá a serlo, CUANDO LOS HINCHAS TOMEMOS EL CONTROL DEL CLUB". "¿Y tu vas a ser presidente de tu equipo?", me dijo. "Claro, hijueputa, y vamos a ganar la Libertadores y volveremos por aquí, a pasear de nuevo al Real Madrid y al Barcelona y al que nos pongan enfrente", le dije, en el más puro dialecto bogotano, embriagado por la emoción, por la cerveza, por el porro, por el triunfo de Millonarios la noche anterior. Todos se reían, Sergio me daba palmadas en la espalda y les decía "tened por seguro que este tío habla en serio y que cumplirá lo que os está diciendo". Guarrax, cagado de la risa también, decía "que vá, éste tío siempre ha hablado mucha mierda".
Aquí enarbolo éste canto, con el que me he pelado la garganta, gritándolo a todo pulmón en el estadio, con mi alma albiazul palpitandome en el pecho, Vamos, vamos Millonarios:
¡¡¡Vamos, vamos Millonarios vamo a ganar!!!
Que ésta hinchada no te deja de alentar
BAJALO AQUI
Ya llevábamos tres cervezas, y con el porro, la cabeza me daba vueltas. Era un poco tarde y tenía que ir a casa a escribir. Agradecí al cielo ese día tan maravilloso, ese fin de semana tan increíble. Me despedí, con un gran abrazo de Sergio. Guarrax, que se estaba ligando a una de las chicas, se quedó. Yo me fui, estaba exhausto. Llegué a mi casa a terminar de escribir este post tan extenso, pido disculpas por eso. Espero que lo lean, que no se aburran con el relato.
Me despido con otro canto, dedicado a toda la hinchada que llenará cada fecha el Campín. Un canto de fraternidad albiazul: La banda de Millos.
Finalmente, desde aquí envío un saludo a la gente más valiosa de Millonarios: sus hinchas, y a un hincha muy especial, apasionado por Millonarios y por los Comandos Azules, que esperamos algún día juegue en el equipo, y a quien los hinchas albiazules le deseamos una pronta recuperación: Radamel Falcao García.