Tarde o temprano iba a salir a la luz pública los asesinatos ordenados y ejecutados por el criminal mas peligroso de la nefasta familia Uribe Vélez: el asesino Santiago Uribe Vélez.
El periódico argentino "Pagina 12" y el diario estadounidense "The Washington Post" han publicado la confesión del ex-mayor de la policía Juan Carlos Meneses Quintero, en el que cuenta la forma como actuaban los escuadrones de la muerte patrocinados por Santiago Uribe Vélez, crímenes que algunas veces él mismo ejecutaba.
Quienes hemos oído o leído alguna entrevista de éste criminal, hermano del narco paraco presidente Alvaro Uribe Vélez, nos hemos quedado sorprendidos de la calaña de criminal que es éste señor. Para tenerle miedo. No sobra recordar que el origen de la inmensa fortuna de la familia Uribe se debe al narcotráfico, específicamente a los millones acumulados por el patriarca Alberto Uribe Sierra, asesinado en confusas circunstancias, al parecer por venganzas entre narcos. El señor Alberto Uribe Sierra perteneció al cartel de Medellín, fue amigo del narcotraficante Pablo Escobar, no olvidemos que los Uribe Vélez son primos segundos de otra familia de narcos: los Ochoa Vázquez. Tampoco olvidemos que el señor Alberto Uribe Sierra estuvo a punto de ser extraditado a Estados Unidos, por narcotráfico.
Esa nefasta familia, que llegó al poder a punta de sangre, asesinatos y masacres, pretende ahora darse aires de familia trabajadora y demás mentiras que Alvaro Uribe pregona por televisión.
Sí, son trabajadores para asesinar campesinos y robarles sus tierras, para asesinar estudiantes, políticos, periodistas y todo aquel que denunciaba sus orígenes mafiosos. Para la muestra el cinismo de los hijos de Uribe al justificar el negocio de tierras en Mosquera, donde se va a constuír una zona franca, negosio ilegítimo hecho a punta de información privilegiada y corrupción con la repartición de notarías.En Bogotá Subterránea incluso denunciamos los crímenes de los que se le acusan a Santiago Uribe Vélez: asesinatos de campesinos para robarles sus tierras, entre ellos un descuartizamiento ejecutado, según testimonios, por el mismo Santiago Uribe Vélez, campesinos asesinados, muchos de los cuales fueron enterrados en la misma finca de Santiago Uribe Vélez, La Carolina. Se sabe que días después de que comenzaran las confesiones de los paramilitares, a la finca la Carolina entraron máquinas excavadoras de tierra, para desenterrar los cuerpos y desaparecerlos. Estas denuncias fueron hechas en su tiempo por el senador Gustavo Petro, quien fue amenzado por el mismo Santiago Uribe Vélez.
Finalmente ha confesado un ex-policía que trabajó al servicio de los Uribe y de su grupo de asesinos llamado "Los doce apóstoles", que tienen a su cargo asesinatos de campesinos, periodistas y líderes sociales en Antioquia, entre ellos el brutal asesinato de Mario Calderón y Elsa Alvarado.
Mario Calderón y Elsa Alvarado, asesinados brutalmente en Bogotá por orden de "Los doce apóstoles" al mando de los hermanos Álvaro y Santiago Uribe Vélez
A continuación se citan los artículos de las denuncias publicados en los diversos medios de comunciaciòn que han dado a conocer la confesión del ex-mayor de la policia Juan Carlos Meneses Quintero:
- Entrevista del ex-mayor de la policía Juan Carlos Meneses Quintero en Noticias Uno.
- Artículo en el períodico argentino Página 12.
- Artículo en inglés en el diario estadounidense Washingto Post.
- Traducción al español del artículo del Waschington Posto.
- Estrevista al tenebroso Santiago Uribe Vélez.
CONFESION DEL EX-MAYOR DE LA POLICIA JUAN CARLOS MESES QUINTERO A LA COMISION DE JURISTAS ARGENTINOS LIDERADA POR EL PREMIO NOBEL ALFONSO PÉREZ ESQUIVEL
Un ex mayor de la Policía Nacional colombiana acusó ante un grupo de juristas al hermano de Alvaro Uribe de montar una estructura paramilitar responsable de varias ejecuciones ilegales en la provincia de Antioquia. También dijo que el presidente apoyó al grupo.
Por Santiago O’Donnell
Un oficial retirado de la Policía Nacional colombiana acusó a Santiago Uribe Vélez, hermano del presidente colombiano, de haber creado y mantenido en los ’90 una estructura paramilitar que cometió varios crímenes en connivencia con fuerzas policiales en la provincia de Antioquia. También dijo que el presidente habría apoyado las actividades ilegales de su hermano.
La denuncia del mayor retirado Juan Carlos Meneses Quintero se hizo en Buenos Aires hace tres semanas ante un grupo de representantes de organizaciones internacionales que monitorean violaciones de derechos humanos en Colombia. Página/12 presenció el testimonio, que se mantuvo embargado hasta hoy por razones de seguridad a pedido del abogado de Meneses, Daniel Prado.
Escucharon la denuncia el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, director del Servicio Paz y Justicia; Carlos Zamorano por la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, el juez de la Cámara de Federal de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Eduardo Freiler, el presidente consultivo de la Asociación Americana de Juristas, Beinusz Smuckler, y el representante de la Asociación Americana de Juristas, Ernesto Moreau.
Meneses empezó su relato contando cómo conoció al hermano de presidente colombiano y cómo tomó contacto con la estructura para militar cuya creación y mantenimiento le adjudica a Santiago Uribe Vélez.
“En 1993, estando yo con el grado de teniente, me nombran comandante del Distrito Policial 7 de Antioquia con asiento en Yarumal. ¿Cómo llego yo a Yarumal? Yo siempre he sido una persona comprometida con la institución, muy de combatir a la guerrilla. En esa época Yarumal era muy peligroso, estaba asedidada por la guerrilla. A los coroneles les daba miedo. entonces los comandantes me mandan a mí. Yo recibo el mando del entonces capitán, hoy coronel retirado Benavídez. El me recibe y me dice ‘vea, Meneses, aquí hay una situación muy especial, acá hay un grupo de personas que hace limpieza, o sea limpieza social, o sea desaparecer a las personas que se identifican como guerrilleros, como ladrones, como secuestradores, extorsionadores, o sólo expendedores de vicio, o viciosos. Vea, usted lo único que tiene que hacer es cuando ese grupo vaya a hacer un trabajo usted tiene que colaborarles’.
“Le pregunto ‘cómo es esto, capitán’, y me contesta: ‘vea, el grupo tiene un jefe que se llama Santiago Uribe Vélez, que es el hermano del (entonces) senador Alvaro Uribe. El es un ganadero de la región que tiene la hacienda cerca de Yarumal, la hacienda La Carolina. El es el jefe de este grupo paramilitar.’ El capitán, pues, me cuenta la historia: ‘Yo les he colaborado, lo que hago es que cada vez que ese grupo va a cometer un asesinato lo que tiene que hacer es que la policía no reaccione, que usted los tenga guardados, ocupados, para que no vayan a capturar a los que cometen estos asesinatos, y ésta es la forma de colaborarle a Santiago’. Entonces él me relaciona con Santiago Uribe Vélez. El me presenta (y Santiago me dice): ‘mucho gusto, teniente, bienvenido a Yarumal, yo tengo este grupo que va a colaborar muchísimo con usted, además de que yo necesito que usted colabore con ellos, ellos le van a dar mucha información y liberar la zona cuando usted lo necesite’.
“En esa época la Policía Nacional siempre era calificada por la que menos delitos tenga, dejando de lado los homicidios, entonces lo que le interesaba a la policía era mantener los índices delincuenciales bien bajos. Me presento ante Santiago y me dice ‘yo a usted mensualmente le voy a dar una platica por usted colaborarme.’ El capitán Benavídez me decía ‘tranquilo, no hay problema, esto está coordinado con los altos mandos, no va a pasar nada’. Santiago me dice ‘vea, reciba esta plata o no la reciba, nosotros tenemos el apoyo de los comandantes de la policía a nivel departamental y amigos a nivel nacional, nosotros vamos a seguir actuando’, y yo dije ‘bueno pues, pa’ delante’. Ese fue el compromiso con Santiago.
”Así empezamos en enero de 1993, estuve febrero, marzo, a principios de abril me sacaron porque el escándalo fue a nivel nacional con medios de comunicación, se destapa el mal llamado grupo de los Doce Apóstoles. En el tiempo que yo estuve nunca se llamó Doce Apóstoles. Son los medio los que empezaron a usar ese nombre porque supuestamente había un sacerdote metido en ese grupo, que era el padre Palacios. A mí me sacan porque la cosa se calentó, ‘listo, mi coronel, yo sólo cumplo órdenes’, y me terminan mandando a un distrito todavía más difícil que es Segovia. Es que a mí me tenían como una persona eficaz para combatir la guerrilla. La cosa es que en esos tres meses se suscitaron unos incidentes en los que son asesinadas personas y yo le presto a Santiago la colaboración para que el grupo del cual él era el jefe pudiera cometer sus asesinatos.”
Meneses continuó con una descripción de los miembros del grupo y nombra como cofinancista del grupo junto a Santiago Uribe al hacendado Alvaro Vázquez. y dice que Santiago Uribe le designa un enlace con el grupo para las operaciones urbana y otro para la rurales. Nombra al personal policial a su cargo y dice que le ordena que colabore con el grupo.
”Este muchacho Rodrigo (uno de los enlaces) se alquiló una pieza al lado del departamento de policía que tenía conexión con la habitación donde yo dormía en el comando. El ahí tenía unos uniformes de la policía y el ejército, capuchas, botas, tanto es así que después la fiscalía hace un allanamiento de esa habitación y encuentra esos elementos.
”En la tercera reunión con Santiago me lleva a conocer la finca porque dice que le he colaborado mucho. Cuando vamos a la parte de atrás ellos tienen una plaza de toros pequeña porque ellos crían toros. Detrás de la plaza ellos tienen una pista de entrenamiento para paramilitares. Una pista con todos los obstáculos para un entrenamiento militar. La escalera, la telaraña, todos. El me dice ‘mira, aquí es donde entreno a mis muchachos’. En la finca él mantenía gente armada con escopetas, con fusiles, él incluso tenía una subametralladora. Esa vez Santiago también me muestra una lista, porque él tenía una lista de las personas que iban asesinando. En esa época Alvaro Uribe era senador y estaba aspirando a la gobernación. El me decía ‘tranquilo que cuando Alvaro sea gobernador nos va a ir mucho mejor”’.
A continuación, Meneses pasó a detallar cinco crímenes cometidos por el grupo paramilitar al amparo de su mandato policial.
“Hay un caso donde se obtiene información de que van a atracar un peaje. Yo les digo ‘vayan a hacer el operativo, no hay problema. Entonces ellos se esconden y efectivamente llegan a atracar el peaje. Fue gente de la Sigin (inteligencia policial) y fue el grupo de Santiago. Ellos dan de baja a dos delincuentes en el peaje. Eso se ve como positivo y las cosas empiezan a marchar.
”Hay otro caso en que Santiago me pide el favor: ‘hay una situación especial y es que ya tenemos ubicado a un colaborador de la guerrilla, entonces le voy a mandar a los muchachos, vamos a cometer el asesinato contra esta persona que colabora con la guerrilla. Esta es una persona conocida, es guerrillero, se llama Rodrigo Barrientos. Es conductor de un carro que utilizan como bus. Ya lo tenemos identificado que es la persona que suministra los víveres a la guerrilla. Tenemos que acabar con la guerrilla y él es cabeza visible de la guerrilla.’ (Yo contesto) ‘bueno, listo hágale, no hay problema’. Cometen el asesinato.
“Hay otro caso de una extorsión que le están haciendo a un comerciante de Yarumal, Santiago me llama y dice, ‘Meneses vamos a armar un operativo contra una persona. El empresario tenía un restaurante que se llama Las Rocas. Yo fui y le tomé declaración al empresario y armé el operativo, fue la gente del grupo y de la policía. Cuando fueron a recibir el dinero, ellos dan de baja a un extorsionador. Y otra persona se les vuela del lugar. Yo rendí un informe dando un resultado positivo. Había sido la policía, pero en coordinación con el grupo de los mal llamados Doce Apóstoles.
“¿Qué pasa? Este extorsionador que se escapa el grupo lo ubica en una finca que se llama La Sirena, entonces mi escolta me dice ‘vea teniente a esta persona ya la tenemos ubicada’. Entonces yo le contesto ‘pues bien entonces hágale’. Pues la idea era ésa: si estaba ubicado pues... entonces arman el operativo y asesinan a dos personas de apellido Quintero Olarte, padre e hijo. El hijo es el que había hecho la extorsión. Y ahí me involucran en el proceso. Porque el agente Amaya, siendo mi escolta, yo nunca lo autoricé que llevara los fusiles, él se llevó el fusil suyo y el fusil mío. Ellos van y les causan la muerte a estos dos Quintero Olarte y para colmo hieren a dos niños menores de edad. Yo al otro día voy a levantamiento con la inspectora de policía. Yo mismo recojo las vainas, las embalo y las entrego a las autoridades. Después me entero que Amaya se llevó los fusiles a cometer el asesinato. Por ese caso yo estuve detenido en dos oportunidades, una vez seis meses y otra vez tres meses, por el mismo hecho de las vainas, eso está en el expediente. Después me libro, logré mi salida con mi abogado, porque yo sabía que era un proceso político para que involucre a Santiago, pero yo decía que Santiago no tenía nada que ver. El me decía ‘tranquilo que ese proceso va a salir adelante, que el hermano ya está encima del proceso y que el proceso va a ser cerrado, como efectivamente ocurrió.
“El último caso fue una toma guerrillera que hubo en el municipio de Yarumal, que la guerrilla llegó a atacar al pueblo con fusil, ese caserío quedaba a cuarenta y cinco minutos del cuartel. Yo ahí busco a Santiago y le pido ayuda y él dice que ese día sólo tiene tres personas. Vaya con estos muchachos míos que ellos conocen un camino para llegarles allá. Ese día fuimos unos quince policías con los tres del grupo de Santiago. Burlamos el retén de la guerrilla y llegamos al pueblo y la guerrilla todavía le está disparando al comando de policía. Entonces armamos unas minas para esperar a la guerrilla, pero salieron por otro camino y me dejaron esperando. Después entro al pueblo y me entero de que a la policía le había ido muy bien, porque hubo tres bajas de la guerrilla contra sólo una de la policía.”
Para finalizar, Meneses ensayó una explicación de cómo terminó en Venezuela.
”El proceso a los Doce Apóstoles no llega a la verdad porque en Yarual había un grupo de comerciantes honestos que armaron un grupo de personas colaboradoras de la policía para papelería, gasolina, elementos de aseo. La fiscalía fue contra ellos, pero mentiras, esos comerciantes no eran, eran los ganaderos que estaban con Santiago. Pero la fiscalía nunca destapó a Santiago y fueron presos más de un año estos comerciantes sanos y el proceso sigue, siempre contra los comerciantes de Yarumal.
”Cuando el proceso arranca vamos con mi coronel a la oficina de Santiago. Ya no estábamos en Yarumal. El tenía una oficina en Medellín. Santiago nos dice ‘vean, ustedes no se preocupen, con mi hermano hablamos con las personas que teníamos que hablar para que este proceso no termine en nada y ustedes salgan absueltos. Váyanse tranquilos. Eso sí: no me mencionen’. A los años, en el 2002, 2003, yo ya soy mayor de la policía y me llega un traslado para un sitio malo. Ubico a Santiago, lo llamo y le digo que no me manden. El dice ‘el compromiso era archivar la causa y ya cumplimos. No vuelvan a llamar’. Esa fue la última comunicación con Santiago. El año pasado empezaron las amenazas, Santiago sabe que soy una persona que sé mucho de él, a la mayoría del grupo de los Doce Apóstoles los asesinaron. Entonces tomé las decisión de escaparme.”
A continuación el artículo del Washington Post
A former police major alleges that President Alvaro Uribe's brother once led a paramilitary group. The charges could reopen a criminal investigation against Santiago Uribe.
By Juan Forero
Washington Post Foreign Service
Monday, May 24, 2010
Colombian President Álvaro Uribe will leave office in August having largely succeeded in winning control of once-lawless swaths of countryside from Marxist rebels, an accomplishment partly made possible by more than $6 billion in U.S. aid.
But Uribe's government has also been tarnished by scandals, including accusations in congressional hearings that death squads hatched plots at his ranch in the 1980s and revelations that the secret police under his control spied on political opponents and helped kill leftist activists.
Now a former police major, Juan Carlos Meneses, has alleged that Uribe's younger brother, Santiago Uribe, led a fearsome paramilitary group in the 1990s in this northern town that killed petty thieves, guerrilla sympathizers and suspected subversives. In an interview with The Washington Post, Meneses said the group's hit men trained at La Carolina, where the Uribe family ran an agro-business in the early 1990s.
The revelations threaten to renew a criminal investigation against Santiago Uribe and raise new questions about the president's past in a region where private militias funded with drug-trafficking proceeds and supported by cattlemen wreaked havoc in the 1990s. The disclosures could prove uncomfortable to the United States, which has long seen Uribe as a trusted caretaker of American money in the fight against armed groups and the cocaine trade.
"This is what we have been hoping for -- that something like this could come out, and we could show what these paramilitary groups were," said María Eugenia López. She said five of her relatives were killed by paramilitaries based in Yarumal in 1990.
Human rights groups have long demanded that Uribe clarify his role, if any, in the formation of some of those groups, whose extensive war crimes are being untangled by special teams of prosecutors. Uribe was senator and then governor in this state, Antioquia, where the number of paramilitary groups grew exponentially with the help of military forces and business interests that wanted a proxy force to fight then-potent guerrilla forces.
In an interview in his home in Medellin, Santiago Uribe denied that he or his brother were involved in any crimes. He said the allegations are part of a carefully orchestrated campaign to hurt the president. "The enemies of the president will not rest, and he knows it very well," Uribe said.
The president's spokesman did not respond to phone calls seeking comment. But in his eight years in office, Uribe has frequently vented against human rights activists, accusing them of being guerrilla stooges who disseminate false accusations against his government.
But human rights advocates who have first-hand knowledge of Meneses's allegations said his declaration amounts to powerful evidence that should trigger an investigation. Several of them are prominent Argentines, including 1980 Nobel Peace Prize laureate Adolfo Perez Esquivel, who heard Meneses recount his story in a videotaped meeting in Buenos Aires in April.
"He incriminates himself and also the brother of the president who managed the paramilitary group, but also President Uribe," Pérez Esquivel said.
'12 Apostles'
Prosecutors investigated Santiago Uribe in the 1990s for paramilitary ties and temporarily jailed local businessmen, Meneses and another police commander, known as "Captain Dam" because he was accused of throwing victims' bodies into the local dam. Secret witnesses who participated in crimes gave depositions detailing Santiago Uribe's role. But no one was convicted for heading the group, known as the 12 Apostles because one of its members was a priest.
Meneses is the first close collaborator of the 12 Apostles to speak publicly about the group's inner workings. His declarations are also the most extensive recounting by a security services official of how Colombia's militarized police and its army worked in tandem with death squads in one community -- a model that investigators of the paramilitary movement say was duplicated nationwide.
Meneses has not yet provided testimony to judicial authorities, but he has written to the state's investigative agencies to announce that he wants to cooperate. The video made in Argentina has also been seen by investigators, and an official in the Colombian justice system said prosecutors want to depose Meneses. If his testimony is credible, the official said, it would reopen long-dormant cases.
"The case against Santiago Uribe can be revived," the judicial official said, speaking on the condition of anonymity because he was not authorized to discuss the case.
Speaking at his home with his wife at his side, Santiago Uribe acknowledged that Meneses's accusations could "of course" reopen his case. In rambling responses to several questions, he admitted that a man had been killed at his hacienda under murky circumstances but said he was unaware paramilitaries operated in Yarumal.
Meneses's role
In his recounting, Meneses said he immediately began collaborating with the paramilitary group upon being assigned to head the police in Yarumal in early 1994. Santiago Uribe was the main fundraiser and strategist behind the group, Meneses said, describing meetings in which the two discussed who would be killed next. Meneses said his own role was simple: He ensured that his policemen were nowhere near where a killing was to take place.
"I allowed them to act," he said of the hit men, who included a police officer, Alexander de Jesús Amaya, who later cooperated with authorities. The dead included suspected guerrillas and extortionists, Meneses said, but also civilians with no ties to rebel groups.
"First, it was drug addicts and small-time criminals winding up dead," said one former town official, speaking on the condition of anonymity. "Then, there were more and more and more dead."
For his help, Meneses recalled, he received a monthly payment of about $2,000 delivered by Santiago Uribe.
Meneses said he came forward because associates in the security services warned him he would soon be killed for knowing too much. Meneses reasoned that going public transforms him from a little-known retired policeman into a valuable witness whose death would provoke serious inquiries.
In October, he fled to Venezuela, seeking refugee status with his wife and children. He contacted a prominent Colombian human rights activist, Javier Giraldo, a Catholic priest, who took Meneses to Argentina. Meneses's three-hour confession in Argentina gave him a level of legitimacy, said Pérez Esquivel, the Nobel laureate.
"Few police or military officers have had the valor to admit to crimes in Colombia," Pérez Esquivel said.
A CONTINUACION LA TRADUCCION DEL ARTICULO DEL WASHINGTON POST:
Hermano del presidente colombiano señalado de dirigir escuadrones de muerte
Un ex policía confiesa que el hermano del presidente Álvaro Uribe, lideró un grupo paramilitar. Los cargos podrían volver a abrir una investigación penal contra Santiago Uribe.
Por Juan Forero
Washington Post Servicio Exterior
Lunes, 24 de mayo 2010
El presidente colombiano, Álvaro Uribe dejará su cargo en agosto con gran éxito en ganar control de zonas, alguna vez en manos de los rebeldes marxistas, en parte, un logro posible gracias a más de $ 6 mil millones en ayuda de EE.UU..
Pero el gobierno de Uribe también ha quedado empañado por los escándalos, incluyendo acusaciones en las audiencias del Congreso de que escuadrones de la muerte han nacido en las parcelas de su rancho familiar en la década de 1980 y las revelaciones de que la policía secreta bajo su control espiaba a los opositores políticos y ayudó a matar a activistas de izquierda.
Ahora, un ex mayor, policía, Juan Carlos Meneses, ha alegado que el hermano menor de Uribe, Santiago Uribe, dirigió un temible grupo paramilitar en la década de 1990, en esta ciudad del norte, que mató a los ladrones de poca monta, simpatizantes de la guerrilla y los sospechosos de subversión. En una entrevista con The Washington Post, Meneses dijo que los sicarios del grupo fueron entrenados en La Carolina, finca de la familia Uribe dedicado al agro-negocio en la década de 1990.
Las revelaciones amenazan con reactivar la investigación penal contra Santiago Uribe y plantean nuevas preguntas sobre el pasado del presidente en una región donde las milicias privadas fueron creadas por narcotrficantes y el apoyadas por ganaderos, que causaron estragos en la década de 1990. Las revelaciones podrían resultar incómodas para los Estados Unidos, que han visto por mucho tiempo a Uribe como un cuidador de confianza de dinero estadounidense en la lucha contra los grupos armados y el tráfico de cocaína.
"Esto es lo que hemos estado esperando - que algo así podía salir, y pudimos mostrar lo que estos grupos paramilitares fueron", dijo María Eugenia López. Ella dijo que cinco de sus parientes fueron asesinados por paramilitares con sede en Yarumal en 1990.
Grupos de derechos humanos llevan tiempo pidiendo que Uribe aclarar su papel, en su caso, en la formación de algunos de esos grupos, cuya extensa crímenes de guerra están siendo desenredados por equipos especiales de los fiscales. Uribe fue senador y luego gobernador en este departamento,, Antioquia, donde el número de grupos paramilitares crecieron de manera exponencial con la ayuda de las fuerzas militares y los intereses empresariales que querían una fuerza para luchar contra las entonces potentes fuerzas guerrilleras.
En una entrevista en su casa de Medellín, Santiago Uribe, negó que él o su hermano estuvieran involucrados en algún delito. Él dijo que las acusaciones son parte de una campaña cuidadosamente orquestada para herir al presidente. "Los enemigos del presidente no va a descansar, y él lo sabe muy bien", dijo Uribe.
El portavoz del presidente no respondió a llamadas telefónicas en busca de comentarios. Pero en sus ocho años de mandato, Uribe ha ventilado con frecuencia contra activistas de derechos humanos, acusándolos de ser cómplices guerrillero que difundir falsas acusaciones contra su gobierno.
Pero los defensores de derechos humanos que tienen conocimiento de primera mano de las denuncias Meneses dijo que su declaración constituye un indicio de gran alcance que debe poner en marcha una investigación. Varios de ellos son argentinos prominentes, entre ellos el premio Nobel de la Paz de 1980, Adolfo Pérez Esquivel, quien escuchó a Meneses el recuento su historia en una reunión grabada en video, en Buenos Aires en abril.
"Él se incrimina a sí mismo y también al hermano del presidente, que dirigió el grupo paramilitar, pero también incrimina al presidente Uribe", dijo Pérez Esquivel.
Los 12 Apóstoles
Los fiscales investigaron a Santiago Uribe en la década de 1990 por sus vínculos paramilitares y temporalmente fueron encarcelados hombres de negocios locales, Meneses y otro comandante de la policía, conocido como "Capitán Presa" porque fue acusado de arrojar cuerpos de las víctimas en la presa local. Secreto testigos que participaron en los crímenes deron declaraciones detallando el papel de Santiago Uribe. Pero nadie fue condenado por dirigir el grupo, conocido como los 12 apóstoles, porque uno de sus miembros era un sacerdote.
Meneses es el primer colaborador cercano de los 12 Apóstoles en hablar públicamente del funcionamiento interno del grupo. Sus declaraciones son también las más amplias de un recuento de los servicios de seguridad oficiales de cómo la policía militarizada de Colombia y su ejército trabajaban conjuntamente con los escuadrones de la muerte en una comunidad - un modelo que los investigadores del movimiento paramilitar dicen que se duplicó a nivel nacional.
Meneses no ha proporcionado testimonio a las autoridades judiciales, pero le ha escrito a las agencias de investigación del Estado para anunciar que él quiere cooperar. El video realizado en la Argentina también ha sido visto por los investigadores, y un funcionario de la justicia colombiana dijo que los fiscales quieren capturar a Meneses. Si su testimonio es creíble, dijo el funcionario, que reabriría los casos de larga latencia.
"El caso contra Santiago Uribe se recupera" dijo el funcionario judicial, que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a discutir el caso.
Hablando en su hogar con su esposa a su lado, Santiago Uribe reconoció que las acusaciones de Meneses podría "por supuesto" reabrir su caso. En laberínticas respuestas a varias preguntas, reconoció que un hombre había sido asesinado en su hacienda en circunstancias turbias, pero dijo que se desconocen los paramilitares operaban en Yarumal.
El rol de Meneses
En su relato, Meneses dijo que de inmediato comenzó a colaborar con el grupo paramilitar cuando se le asignó lidrar a la policía en Yarumal a principios de 1994. Santiago Uribe fue el fundador, el principal recaudador de fondos y estratega detrás del grupo, dijo Meneses, describiendo reuniones en las que los dos discutieron quién sería el siguiente asesinado. Meneses dijo que su propio papel era simple: Se aseguró de que sus policías estarían lejos de donde el asesinato iba a tener lugar.
"Yo les permití actuar", dijo sobre los sicarios, que incluye un agente de policía, Alexander de Jesús Amaya, quien luego colaboró con las autoridades. Los muertos incluyen supuestos guerrilleros y extorsionistas, dijo Meneses, pero también a civiles sin vínculos con los grupos rebeldes.
"En primer lugar drogadictos y delincuentes de poca monta fueron liquidados", dijo un antiguo funcionario de la ciudad, que habló bajo condición de anonimato. "Entonces, había más y más y más muertos".
Por su ayuda, recuerda Meneses, recibió un pago mensual de unos 2.000 dólares entregados por Santiago Uribe.
Meneses dijo que se adelantó a delatar a Santiago Uribe debido a que conocidos en los servicios de seguridad le advirtieron que pronto sería asesinado por saber demasiado. Meneses razonó que haciendo pública su confesión pasaría a ser, de un policía retirado poco conocido, en un valioso testigo cuya muerte provocaría investigaciones serias.
En octubre huyó a Venezuela, buscando obtener el estatuto de refugiado con su esposa e hijos. Se puso en contacto un prominente activista colombiano de derechos humanos, Javier Giraldo, sacerdote católico, quien llevó a Meneses a la Argentina. La confesión de tres horas de Meneses en Argentina le dio un nivel de legitimidad, dijo Pérez Esquivel, premio Nobel.
"Pocos policías u oficiales militares han tenido la valentía de admitir a los crímenes en Colombia", dijo Pérez Esquivel.
A continuación la reseña de Caracol Radio:
Mayo 23 de 2010
Según revela el diario norteamericano, The Washington Post, un ex policía, el mayor, Juan Carlos Meneses, afirmó ante varios defensores de derechos humanos, entre ellos, el premio Nóbel de Paz, Adolfo Pérez Esquivel, que el hermano menor del presidente Álvaro Uribe, Santiago, dirigió un grupo paramilitar en la década de 1990, en Antioquia, que mató a los ladrones de poca monta, simpatizantes de la guerrilla y sospechosos de pertenecer a la subversión.
En una entrevista con el rotativo estadounidense, el ex policía Meneses sostuvo que los encargados de estos asesinatos fueron sicarios del grupo, formado en finca La Carolina, de propiedad del hermano del Mandatario colombiano.
Según la publicación, “las revelaciones amenazan con renovar una investigación penal contra Santiago Uribe y plantean nuevas preguntas sobre el pasado del Jefe de Estado, en una región donde las milicias privadas se financian con recursos del narcotráfico y el apoyo de ganaderos”.
El Washington Post, trae además el testimonio de una de las víctimas de hechos criminales presuntamente ocurridos en la finca del empresario del campo. Se trata de María Eugenia López, quien señala que cinco de sus parientes fueron asesinados por paramilitares en la región de Yarumal en 1990.
El Post sostiene que “los fiscales investigaron Santiago Uribe en la década de 1990, por sus vínculos paramilitares así como con algunos oficiales de la Fuerza Pública, como el mayor Meneses o el ‘Capitán Dam’, acusado de arrojar a otros sitios lejanos del crimen, los cuerpos de las víctimas de los paramilitares”.
Según el diario norteamericano, Meneses es el primer colaborador cercano al grupo denominado como los ‘12 Apóstoles’, que integraba entre otros, Santiago Uribe, en hablar públicamente del caso del hermano del Presidente de la República.
A continuación la tenebrosa y amenzante entrevista que el criminal Santiago Uribe Vélez dió haces unos meses al diario El Espectador. De miedo éste personaje:
Tomado de El Espectador
Según revela el diario norteamericano, The Washington Post, un ex policía, el mayor, Juan Carlos Meneses, afirmó ante varios defensores de derechos humanos, entre ellos, el premio Nóbel de Paz, Adolfo Pérez Esquivel, que el hermano menor del presidente Álvaro Uribe, Santiago, dirigió un grupo paramilitar en la década de 1990, en Antioquia, que mató a los ladrones de poca monta, simpatizantes de la guerrilla y sospechosos de pertenecer a la subversión.
En una entrevista con el rotativo estadounidense, el ex policía Meneses sostuvo que los encargados de estos asesinatos fueron sicarios del grupo, formado en finca La Carolina, de propiedad del hermano del Mandatario colombiano.
Según la publicación, “las revelaciones amenazan con renovar una investigación penal contra Santiago Uribe y plantean nuevas preguntas sobre el pasado del Jefe de Estado, en una región donde las milicias privadas se financian con recursos del narcotráfico y el apoyo de ganaderos”.
El Washington Post, trae además el testimonio de una de las víctimas de hechos criminales presuntamente ocurridos en la finca del empresario del campo. Se trata de María Eugenia López, quien señala que cinco de sus parientes fueron asesinados por paramilitares en la región de Yarumal en 1990.
El Post sostiene que “los fiscales investigaron Santiago Uribe en la década de 1990, por sus vínculos paramilitares así como con algunos oficiales de la Fuerza Pública, como el mayor Meneses o el ‘Capitán Dam’, acusado de arrojar a otros sitios lejanos del crimen, los cuerpos de las víctimas de los paramilitares”.
Según el diario norteamericano, Meneses es el primer colaborador cercano al grupo denominado como los ‘12 Apóstoles’, que integraba entre otros, Santiago Uribe, en hablar públicamente del caso del hermano del Presidente de la República.
A continuación la tenebrosa y amenzante entrevista que el criminal Santiago Uribe Vélez dió haces unos meses al diario El Espectador. De miedo éste personaje:
Tomado de El Espectador
“Somos dos gallitos finos”: Santiago Uribe
Por: Norbey Quevedo H./ Rionegro, Antioquia
Desde Antioquia propone ampliar en dos años el período del Mandatario y dice que 12 en el poder serían tremendos.
El hermano del Presidente
Un testigo con poca audiencia
A doce kilómetros del aeropuerto José María Córdoba, en Rionegro (Antioquia), por la exclusiva zona de Llanogrande, está ubicado el refugio de Santiago Uribe Vélez, hermano menor del presidente Álvaro Uribe Vélez. Es una pequeña y silenciosa finca con un imponente paisaje que sólo se altera por los movimientos de los trabajadores y los pasos de los escoltas que vigilan con cautela a su patrón.
Santiago Uribe es acelerado. Parece más activo que su hermano. Camina de un lado a otro y no deja de dar instrucciones. Habla claro, rápido y fuerte. Es recio, viste pantalón de dril, camisa a cuadros y usa sombrero. Los caballos y las fincas son su pasión. Muestra con orgullo el picadero y las ocho pesebreras que está construyendo en su finca. Acaricia a Chamán y Clarín, sus dos caballos de paso fino, y dice que cuando termine la obra traerá a otros seis.
Es consciente que desde que su hermano fue elegido Presidente en 2002, es un blanco predilecto. Por eso le huye a los medios, aunque el Mandatario le aconseja que responda. Primero fue una fotografía con el narcotraficante Fabio Ochoa. Después señalamientos sobre una supuesta masacre cometida en la finca La Carolina, propiedad de su familia. Y más recientemente se le acusó de estar involucrado en un montaje contra el magistrado Iván Velásquez, con José Orlando Moncada Zapata, alias Tasmania.
Como si fuera poco, desde hace una década el condenado Francisco Villalba lo quiere relacionar con la masacre del Aro, ocurrida en Ituango (Antioquia). De hecho, su última acusación ante la justicia fue el pasado mes de junio. Sin embargo, de todas las pesquisas ha salido bien librado. Por eso se mantiene tranquilo en las montañas de Antioquia, donde prefiere los potros cerreros que a los periodistas que “incomodan tanto como un herraje”. Y por fin rompe su silencio. Estos son sus pensamientos y explicaciones.
¿Quién es Santiago Uribe Vélez?
Un colombiano común y corriente y, como decimos en Antioquia, luchador, trabajador y emprendedor.
¿A qué se dedica?
A la ganadería, la alfarería, la propiedad raíz rural y a servir a la gente.
¿Le cambió la vida por ser hermano del presidente Álvaro Uribe?
Era más libre que ahora. Cuando uno está sometido a permanecer con escoltas, pierde su libertad. Claro que ellos han sido decentes y no he tenido problemas.
¿Cómo recuerda la muerte de su padre a manos de las Farc?
Muchos colombianos hemos vivido esa tragedia. Lo mataron en presencia mía. Era un hombre lleno de vida, de apenas 50 años. Un tipo iluminado a quien quería mucho la gente.
¿Qué estaba haciendo?
Ese día, junto a mi hermana, acompañé a mi padre en un helicóptero de su propiedad que manejaba Bernardo Rivera. Fue el martes 14 de junio de 1983. A mi papá lo estaba pistiando la guerrilla. No sé si para extorsionarlo, matarlo o secuestrarlo, pero había jurado que no se dejaba secuestrar y cuando los vio venir sacó una pistola y empezó a disparar. Lo mataron como a un conejo. Yo crucé el río pidiendo a gritos la presencia de la Policía y me dispararon.
¿Usted quedó herido?
Empecé a correr en zigzag para esquivar las balas y de pronto sentí un quemón y caí al suelo. Me atravesaron un pulmón. Después salí como pude a la carretera y me recogió un campero con un visitador médico que me llevó a Yolombó.
¿Y qué pasó con su hermana?
Ella se escondió en la parte de arriba de la casa. Bernardo en el granero. Los guerrilleros destruyeron el helicóptero a bala y se fueron cuando se dieron cuenta que mi papá estaba muerto.
¿Qué piensa hoy de las Farc?
Lo mismo que hace 25 años, que no tienen justificación y son terroristas, ya lo dice todo el mundo. Subsisten para el narcotráfico. Que bueno fuera que entendieran que podrían concertar un acuerdo de paz. Ya no tienen otro camino.
¿Qué le gusta de su hermano como Presidente?
Es un ser humano y seguramente comete errores, pero ninguno de mala fe. Sus aciertos son muchos y los hombres se miden por sus hechos. Hoy el país es otro, y lo que más me gusta de mi hermano es su patriotismo. Nació con eso y lo aplica 24 horas al día con convicción y carácter.
¿Y qué le disgusta?
Que a veces se emberraca mucho. Él dice que toma goticas y hace yoga, pero tenemos un temperamento fuertecito heredado de mi padre. Él reaccionaba cuando se cometían injusticias con la gente.
¿Quién tiene temperamento más fuerte, el Presidente o Santiago Uribe?
Más temperamento tiene el Presidente, por eso es el Jefe del Estado.
¿Cómo explica su foto con Fabio Ochoa?
Esa fotografía se tomó en un remate de caballos en la finca La Loma, en un acto público donde estaba la Policía. Nunca he estado ni estaré en reuniones clandestinas. Ni con paramilitares, narcotraficantes o guerrilleros. Soy caballista y Fabio Ochoa era uno de los más importantes. Fabito Ochoa fue mi amigo desde la infancia y estuve en ese remate sin prevenciones.
¿Qué pensó cuando se hizo pública la fotografía?
Yo sabía que existía, por eso no sentí nada. Todo el mundo tiene derecho a interpretar las cosas como le parezcan.
¿Y no creyó que era un ataque al Presidente?
Cuando me atacan, sé que al único que persiguen es al Presidente. Tengo la consciencia tranquila.
¿Qué quedó de la relación de su familia con los Ochoa?
Mi padre estudió en la Bolivariana y después se fue al suroeste antioqueño detrás de los caballos. Fue muy amigo de Abelardo Ochoa, de Tulio Ochoa, de Fabio Ochoa. Todo el mundo lo sabe en Antioquia.
¿Pero qué se le vino a la cabeza cuando eligieron a su hermano?
Sentí alegría y dolor. Sentí tristeza porque nuestros padres no tuvieron el privilegio de ver a su hijo cumpliendo con lo que imaginó desde chiquito: ser Presidente
¿Quién sabe más de caballos, el presidente Uribe o usted?
Él es más apasionado, pero de caballos yo vivo más empapado. Él sabe más de montarlos, cuidarlos o ponerlos bonitos.
Si ambos montan caballos de paso fino, ¿a quién se le riega primero el tinto?
A mí, a él no se le riega.
¿Está de acuerdo con otra reelección de su hermano?
Cuatro años son difíciles, ocho son muy difíciles. Doce serían tremendos. Eso depende del pueblo.
¿Pero qué opina usted cómo hermano?
Yo quisiera que, producto de un consenso nacional, se le ampliara el período en dos años para que pudiera consolidar el proceso de paz que lleva a cabo, porque él no insiste en seguridad democrática para hacer la guerra, sino para lograr la paz.
¿Y después de esos dos años qué?
Dios mediante, que ojalá el país no lo reciba ni un corrupto ni un pusilánime.
¿Ha peleado con Álvaro Uribe?
Somos gallitos finos y cuando estábamos pequeños peleábamos. Pero uno va madurando y eso no es bueno. Además yo siempre fui como su mascota. Sus amigos me invitaban a los paseos, pero me llevaban de carga maletas, servidor de aguardiente o calentador del carro.
¿Siente que la gente lo ve más como el hermano del Presidente?
Hay señoras que me dan besos para que se los lleve al Presidente. Lo único que les digo es que sigan rezando para que se equivoque lo menos posible. Algunos de esos besitos me los dan bonitas y otros feas. Como no puedo llevarlos me los trago.
¿Cómo ve a su primo, el ex senador Mario Uribe?
Está en la cárcel producto de las circunstancias del país. Sólo anhelo que salga libre porque podrá tener defectos, pero no creo en las imputaciones que le hacen.
¿Qué tan cercano es usted al senador Mario Uribe?
Somos buenos amigos y compañeros de oficina desde los tiempos de mi padre.
¿Han hecho negocios?
No. Hemos compartido lo de caballos porque él es aficionado a los de paso.
¿En qué se equivocó?
Es que en este país uno nunca sabe con quién está y, como dicen por ahí, de cualquier cañada brinca la liebre o salta el tigre. Uno no sabe si estuvo con alguien con quien no se debió haber rodeado.
¿Cómo ve usted la parapolítica?
Quisiera que la parapolítica fuera tan famosa como la guerrilla política.
¿Qué piensa de la yidispolítica?
Que es un nudo gordo envuelto en un manto de dudas.
¿Cómo ve el enfrentamiento entre el Presidente y la Corte Suprema?
Natural y provechoso para el país porque necesitamos más verdades que mentiras.
¿Qué responde a las denuncias de una masacre en la finca La Carolina o su supuesta participación en un grupo llamado Los Doce Apóstoles?
De eso no quedó nada porque el senador Petro nunca aportó pruebas. Tengo auto inhibitorio en esa investigación y se va a volver preclusión. Mientras existan autoridades, acudiré a ellas para defenderme de extorsiones, chantajes o amenazas porque no estoy dispuesto a dejarme subyugar de varados o bandidos.
¿Quiénes son sus enemigos?
No tengo. No soy monedita de oro para caerle bien a todo el mundo y soy frentero y explosivo, pero no reconozco enemigos.
¿Cuál es su versión del caso ‘Tasmania’?
No conozco a Tasmania. Lo puedo decir bajo la gravedad de juramento. El 10 de septiembre de 2007, Mario Uribe me llamó y me contó que el doctor Sergio González me iba a llevar una carta gravísima. Al día siguiente se presentó y me mostró la carta. Mario Uribe fue quien se encargó de hacerla llegar al Presidente. No sé si personalmente o a través de José Obdulio. Después vino la denuncia del Presidente. Ahora, para extrañeza, después de la extradición de los paramilitares vuelve el tema.
¿Y qué cree?
Nunca pedimos a Tasmania que dijera lo que dijo, él lo hizo por decisión propia. Me parece grave que un magistrado auxiliar de la Corte estuviera consiguiendo testimonios falsos contra el Presidente. Recuerde que antes de Semana Santa, un tal Villalba declaró que el Presidente y yo habíamos organizado una matanza con Carlos Castaño, el general Ospina y el general Manosalva. El Presidente le pidió al Fiscal que averiguara y se comprobó que el general Manosalva ya había muerto en esa época. Por eso no creo en la supuesta retractación de Tasmania. El corazón me dice que alguien que quedó en la cárcel pensó: ‘El Presidente extraditó a los jefes, desbaratemos esto y jodamos al que extraditó’.
¿Por qué ese Villalba sostiene que a usted le decían ‘El Pecoso’?
A quien le decían Pecoso era a mi hermano Jaime. A mi me dicen Carepapa.
¿También sostiene que usted era el jefe de un bloque de las autodefensas en Santa Rosa de Osos?
Eso lo dice Petro, pero hasta él sabe que no es cierto.
¿Cómo recuerda usted a Jesús María Valle?
Sé que fue un prestigioso abogado.
¿Usted conoció al ‘Tuso’ Sierra?
De ese personaje sólo hablo con las autoridades cuando lo requieran.
¿Por qué siempre los dardos le caen a usted?
Porque que soy el único hermano hombre del Presidente. Tengo nombre de apóstol, pero nunca he liderado organizaciones que se llamen Los Doce Apóstoles. Ya rendí versiones en 1996 y en 1999, y no comprobaron nada en mi contra.
Santiago Uribe, mafioso hijo de puta, le falta responder por la masacre de el Aro y por los asesinatos de los defensores de derechos humanos como Jesús María valle. No descansaremos hasta hacerle pagar todos sus crímenes mafioso asesino como toda su desgraciada familia.
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