En este blog he hablado mucho de sexo. Este tema ha sido uno de lo pilares de esta bitácora de mi vida, lo que indica que el sexo ha sido muy importante en mi vida, como lo es en la vida de todos los seres humanos.
Cuando uno vive el sexo intensamente, lo disfruta en cada una de las diversas etapas en que lo vivimos, a los veinte, a los treinta, a los cuarenta, siempre se cree que no hay nada mejor que eso. El sexo es lo máximo, el placer que brinda es supremo. El sexo es la distancia más corta entre los seres humanos, es la fusión en el otro en busca de placer, de deseo carnal o de amor pleno.
El sexo también es la herramienta publicitaria de hoy en día.
La publicidad nos vende experiencias hedonistas e individualistas, nos vende experiencias de placer vinculadas, obviamente, con lo erótico o sexual. Cuerpos desnudos, piel por todo lado. Y también la imposición de cánones de belleza.INTERCAMBIO DE ENERGÍA AL HACER EL AMOR
Con el sexo también nos reproducimos.
El sexo es algo tan potente que es, nada y menos, que el acto mediante el cual creamos vida. La conexión entre una pareja trasciende la visión placentera, en ese momento pleno del sexo, y se vuelve una explosión de energía común que estalla.Con el sexo creamos vida, a través del sexo logramos la obra suprema de creación que nos está permitida: reproducirnos.
Nos reproducimos mediante el sexo. Nos fusionamos, hombres y mujeres, y damos lugar a una nueva vida, y a todo lo que ella, esa nueva vida, conlleva. Y luego nacen los hijos, y es en ese momento en que nacen los hijos que entendemos que si no fuera el sexo una experiencia tan placentera seguro no tendríamos hijos.
Con ellos cambia la vida, y cambia el sexo también. Se folla menos y, poco a poco el sexo deja de ser tan importante y su espacio lo ocupa el fruto del sexo: los hijos.
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